Cinco pasos para un matrimonio ideal
La mayoría de relaciones se malogra no por las crisis extremas, sino por los pequeños problemas que se acumulan. ¿Cómo mejorar la relación?
El matrimonio no se destruye por una enorme crisis, sino por los pequeños desacuerdos cotidianos que se van acumulando. Terri Orbuch, doctora en Sicología de la Universidad de Michigan, identifica cinco pasos para salvar la relación.
Orbuch escribió el libro Cinco simples pasos para que tu matrimonio pase de bueno a grandioso, basándose en una investigación del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, que siguió a 373 parejas durante más 20 años.
El primer paso consiste en tomar conciencia de las falsas expectativas que hay en un matrimonio. La mayoría de las personas cree en estos mitos y, a partir de eso, establecen exigencias que llevan al agotamiento.
El siguiente paso -ya derribados los mitos de la relación- es decir y hacer cosas simples para mantener feliz al otro de acuerdo con sus necesidades. Según Orbuch, la gente busca tres cosas en una relación sentimental: sentirse valorado, conexión y apoyo.
Ellas responden mejor cuando sus parejas dicen algo para apoyarlas, mientras que a los hombres les acomoda más que ellas hagan algo por ellos. Los chicos necesitan más apoyo emocional de sus parejas, ya que ellas tienen muchas más redes sociales en las que sostenerse.
El tercer paso no toma más de unos 10 minutos cada día. Es importante conversar para mantener una fuerte conexión, similar a la que hubo en los primeros años de relación. Sin embargo, se deben tener en cuenta no tocar temas como trabajo, hijos o responsabilidades domésticas.
El cuarto paso debería ser tomar riesgos necesarios para reducir el aburrimiento natural del matrimonio e inventar nuevas alternativas para vivir una sexualidad más satisfactoria o pasar tiempo juntos, manteniendo el equilibrio entre la seguridad y la entretención.
La última recomendación es someter el matrimonio a una “auditoría” rigurosa para revelar los problemas que no se ven a simple vista por ser muy “pequeños”. Hay que hallar los comportamientos “costosos”, como los problemas y las desavenencias, y transformarlos en otros de “recompensa”, que son todas las experiencias positivas.